Schitosoma mansoni
Características
El ciclo de vida del parásito
Con
el fin de completar su ciclo de vida, el S. mansoni requiere un huésped final,
el ser humano, (ya que no hay ningún otro reservorio animal significativo) y un
huésped intermediario, un caracol de agua dulce del género Biomphalaria,
(Bulinus o Oncomelania son húespedes intermediarios en otras regiones de otras
especies de Schistosoma, pero no en la región de la Américas).
Los
gusanos adultos viven en las ramas más pequeñas de las venas mesentéricas
intestinales de los individuos infectados, en los que ponen huevos que llegan a
la luz intestinal y acaban en las heces. Cuando las heces llegan a las fuentes
de agua dulce, los huevos se convierten en larvas llamadas miracidios. Los
miracidios llegan a los caracoles de agua dulce, en los que se reproducen
asexualmente y generan otro tipo de larvas, llamadas cercarias, las cuales se
escapan del caracol y se liberan en el agua. La transmisión a las personas se
produce cuando las cercarías, que nadan libremente en el agua, penetran en la
piel de los seres humanos que se bañan en estas aguas con fines profesionales o
de recreo. Una vez en el cuerpo humano, los esquistosómulas (gusanos jóvenes)
penetran en los vasos sanguíneos y llegan al sistema venoso portal del hígado,
donde maduran en gusanos adultos y finalmente migran hacia las vénulas
intestinales, donde ponen huevos, cerrando así el ciclo.
Patogenicidad
La
esquistosomiasis es una infección parasitaria crónica causada por gusanos y es
muy frecuente en poblaciones rurales y empobrecidas. En las Américas, la única
especie parasitaria es Schistosoma mansoni, que se asocia con la
esquistosomiasis intestinal. El principal factor de riesgo para infectarse es
la exposición al agua dulce contaminada con heces humanas infectadas por el
parásito, por actividades domésticas, laborales o recreacionales.
En
la Región, para que sea posible la transmisión, en el agua contaminada debe
estar presente un caracol del género Biomphalaria que es el huésped
intermediario del parásito. Los niños y adolescentes son las poblaciones con
mayor riesgo. Una infección crónica puede resultar en anemia, fibrosis de las
venas intestinales y del hígado, esplenomegalia (agrandamiento del bazo) y, en
los casos graves, puede traer complicaciones neurológicas y hasta la muerte.
Cada año se reportan muertes por esquistosomiasis tanto en niños como en
adultos.
Dato
importante: La
transmisión de la esquistosomiasis probablemente se ha interrumpido en Puerto
Rico, República Dominicana, Antigua y Barbuda, Montserrat, Guadalupe, Martinica
y Santa Lucía, aunque todavía este hecho no se ha verificado. Sin embargo, la
enfermedad aún está presente en Brasil, Venezuela y Surinam.
Tratamiento, prevención y control
El
praziquantel es la primera opción terapéutica para el tratamiento de la
esquistosomiasis y se recomienda para eventos adversos leves y temporales. La dosis recomendada es de 40-60 mg/ kg,-en
una sola toma. El medicamento ha demostrado una alta curación de los enfermos y
de reducción de los huevos. En áreas endémicas, dónde se realiza administración
masiva de medicamentos, se puede administrar el praziquantel mediante el uso
los dosimetros de la OMS, que ayudan a calcular la dosis apropiada según la
altura, en lugar del peso.
La
oxamniquina es otro de los medicamentos que se pueden utilizar para tratar la
esquistosomiasis por S.mansoni. Se administra en dosis de 15 mg/ kg, en una
sola toma. Aunque es un medicamento seguro, la oxamniquina es menos utilizada
que el praziquantel debido a que las tasas de curación y de reducción de huevos
son más bajas.
La
piedra angular de la estrategia recomendada por la OMS para el control de la
esquistosomiasis en zonas endémicas es la distribución a gran escala del
praziquantel a grupos de alto riesgo (niños en edad escolar, mujeres en edad
fértil, incluyendo las mujeres embarazadas y personas expuestas
profesionalmente al agua dulce). El objetivo de la estrategia es mantener, a
través del tratamiento en intervalos regulares, la carga de gusanos en los
individuos infectados bajas, con el fin de prevenir el desarrollo y la
progresión de la morbilidad y reducir la transmisión de la infección. Así
mismo, es importante abordar los determinantes sociales de la salud que pueden
perpetuar el ciclo de transmisión de la enfermedad como acceso a agua segura,
saneamiento mejorado y educación en salud para dar alternativas a los
comportamientos de las comunidades endémicas que facilitan la infección.
En
las zonas donde la prevalencia es muy baja, y donde las pruebas de diagnóstico
sensibles son fácilmente asequibles y disponibles, la revisión periódica y la
administración de medicamentos selectiva a los casos positivos también puede
ser una opción.
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